jueves, 11 de diciembre de 2008

José Gervasio Artigas.

Hay días en los que el cielo se antoja niño con caprichos de barrilete y nos tiene armando barquitos de papel por si las cunetas y los charcos se llenan de lluvia, agarra y se dibuja sol postal de canal ecológico rosaranjándose con su perfecta redondez atravesada por estocadas y propone ensayar arrumacos entre un playmobil de bermudas y una playmobil de otras latitudes… pero casi no mojó, apenas si las cosas resultaron húmedas pero suficiente como para patinar si el terreno no es poroso; raspón de rodillas juntas, rodillas cariñosas como dice mi vieja o rodillas en dieta de bayaspirineta, pero estaríamos hablando de otra cosa.
Esos son los mismos días en patas con algo de arena algo de sal ah! pero esto no es río, (¿dónde nacieron sino esos mejillones muertos?) algo de basura (malditos perros con espuma que según Wilde nos mean el monumento) y algo que parece no va a volver a caminarse porque, qué más da, a quién le acredito lo completo de mi calendario de vacunas y mirá cómo quedas, m i r á cómo quedas, sentate derecha o te pesan qué. No no, es apenas un doloretemolestia en la nuca.

Así estaba yo, sin arremangarme los pantalones, sin arrepiernarme los pantalones, con una flota de cinco bajo el brazo, una bolsa de nylon anudada sugerentemente en cuatro por paraguas y los muñes de plástico reciclable no toxico si se los traga no importa San Blas San Blas en el bolsillito de adelante cuando en la puerta de calle, como cucaracha patitas para arriba que sea hace la bicho noble, me asaltó la del lunar en el cuello después de unos ¡cuántos días sin vernos! y sabiendo que iba a retarme contarme cosas espantosas, me apuró unos pañuelitos descartables.

Yo le dije a la que nunca se da por aludida -Rajá de acá, no te quiero ni vuelta recuerdo, angustia de estación poco memorable, turra gritona que no me respalda ni para cantar el himno, no te vas a quedar con lo que fue tan tan lindo, esta vez es para mi - Pero la mina no se inmuta; cuando viene decidida la hace corta: me agarra de los hombros, sacudoncitos cortos pero con fuerza moretones de dedos, me arrincona a cachetadas y me para delante del espejo para que mira(r)me a los ojos cuando te hablo o pensás que nací para tolerarte? Hago gestito de no se, pero parece que si pronostican precipitaciones no entiende los códigos con los que nos criamos.
Algún mérito tiene, o una voz muy aguda, no se… pero logra su objetivo es encaminarte y deja de moquear que nos arrugas a todas. Torce la boca, sin masticar y con dos vasos de agua toma esta piedrita que sino podés sola, bueno… harás lo que decidamos la mayoría, no mastiques! pero parece a propósito marmota, cómo estamos hoy (dice lejos a una distancia infinita de rulos y candor y edad (o no, cuántos años tendrá ya) de imitar a la del telefonito), escupí querés, escupí que te corroe los dientes también míos.
Un día, gorriona púrpura que escapaste del horno prendido fuego, hay que escarmentar. Pero claro.
Si.
Claro.
Si, claro- repito.

Y ahí va, empieza a discursearme, con ese encanto por las oraciones que arrancan con un “yo te dije que si blabla bla bla blabla blabla” insopor y se le afina la vocecita de me tenés soberanamente podrida. Despejate linda, me dice la de enfrente, no ves que se nos hinchan los pies y de todos modos no va a irse hasta que termine. Ok, levanto hasta no tocar el piso entonces.

Nublo la vista para que mi reflejo se desdibuje… a lo mejor, engañándome como si no estuviera ahí, haciendo intermitencias con la perilla del foquito y diciendo mentalmente el abecedario de atrás para adelante, evito escuchar. Se me vuelve canción con ritmo de dedo señalador, sermonea en los mismos tonos que dice todo, que come y bebe, que aprende y ama, que vomita y lame… pobre mujer la del largo apoya acá tu cabeza como descansando a lunares. Empieza otra vez y otra vez cada vez que termina.

La sonata se hacía monótona cuando de repente, y gracias muchas gracias le devolvi(ste)eron Noviembre al año a pesar de que las vidrieras lo llenaron de vivan las fiestas para todos, los reyes no siempre son los padres, me salvó el día, porque en el medio de tanta bagatela (aunque no ágil, no corta, ni original ni mucho menos romántica, pero si de fórmula A-B-A) se acomoda las solapas, baja el mentón y en gesto teatral estira su brazo de heroína en desgracia, mirando apenas de reojo y graciosísimo, te juro graciosísimo, carcajadas de dientes, la muy patética dice: pará, pará que lo pongo más abajo para crear suspenso… carraspeo (yo) y dice:

-Desconcentro porque estoy enamorada. El accidente fue resultado como el mejor ejemplo de ello.

Ja!
Jajajajaaaaaaaajajaaaaaaja. Y esto no es yogurt, es mayonesa! Qué onda Mami?, me regalás un Chagall y me siento película. ¡Pavota! Eh, pará un poquito, intercalá alguna sutileza, no te olvides que el condominio aún tiene el nombre de las dos.

Habló durante días sin que la interrumpiera tanto escándalo de carqueja disonante. O Baccharis crispa desagradable para las reglas de la armonía.
El aburrimiento de las otras hacia pasable el mío por sólo verlas. Entrábamos a presión todas en el baño, sumándonos si aparecíamos; del espejo ya nada, empañado como estaba con los alientos de, incluso, las que no tuvieron nada que agregar.

Huí de donde pensé morirme cuando despuntó un claro de mañana campestre que me arruinó los planes de navegación sin rumbo; justo antes de llegar a la asfixia por culpa del desliz en transpiración del sombrero impermeable; bueno no tanto… ni impermeable ni asfixia.
En llamas. Pluma quemada.
Estalló la lamparita. También Arnal. Y la melodía que empieza con puntitos que no sonó.
Z, y, x, w, v…
Me comí los barcos, en sus versiones papel color, color texto imagen, imagen con pocas sombras.
Nave sin vela.
Y te voy a querer siempre. Por si las cunetas.


domingo, 23 de noviembre de 2008

Aria del acto final de la ópera.

Repite y me harta, me cuenta y me obliga, me hostiga y me oprime…

-Jugando a que se lo que hago y confiando en que por el amor que les tengo nada malo puede acontecer, los operé.

1.
¿Y por qué no? Siendo apenas una niña y por desearlo tanto, había logrado volar de noche para llenar las horas de insomnio inexplicable y aunque esto involucra voluntades ajenas, las ganas son las mismas y nada debiera hacerle suponer que algo pueda no salir como lo imagina. Nada, salvo que últimamente muchas cosas no salen como espera. Nada, salvo la certeza de que está encerrada en repeticiones de logros pasados que aunque igual de útiles para sus destinatarios, a ella no le sirven.
Ana Zinnemann hace años que tiene los mismos y parece haberse aburrido de deducir (para excusarla de que ya no le resulta fácil) cuáles son las decisiones que debe tomar para volver a festejar su cumpleaños. Desganada de tanta mudanza que la ayude a disimular el tiempo que no corre, pasó de oportuna heroína urbana a ineficiente y malhumorada adivina que no encuentra la manera de llegar al otro escalón.

2.
Con Jettattore comparte pasillo en este pequeño edificio sin ventanas. A escasos pasos de la suya otra puerta cuenta que, silbando hasta el afonismo la Nessun Dorma, una mujer sin disimulo vive tras ella. Con el sonido del ascensor llegando y sin temer patinarse con la alfombra del alentador “Bienvenidos” ni con el ánimo de su vecina, Giulietta sale a saludar a Ana todos los días.

Así que de tanto suponer y por no saber qué hacer con la indiscreta presencia de la vecina en sus asuntos, Ana llegó a la conclusión, errada o no, de la fusión, pues quizás sea Giulietta, la mujer escrita, con sus “pasquines” la que le dicte las coordenadas que la lleven directo a la situación que le regale el próximo tirón de orejas con bonete.

Desplegándose con las que creyó nuevas reglas, irrumpió en la celebración de un casamiento elegido por cercanía azarosa más que por lógicos razonamientos, a salvar a los esponsales de los escombros de un altar que no iba a derrumbarse por leer en la remera de su mentora “cabecita de novia”.
Los padrinos llorosos insistieron en que debía aceptar la invitación a la fiesta y la obligaron a fotos con toda la familia; los novios le prometieron ser la madrina del primogénito y a la noche, todos brindaron por la desconocida ausente… en el álbum, la de jeans, buzo naranja con capucha y en medias, es Ana.
Una tarde de nubarrones espesos, mientras le hacía trampa en las cartas a Jettattore, intuyó que la combinación de canastas que tapaban los tres rojos de su adversaria presagiaban graves inconvenientes en el tránsito; un embotellamiento, algunos accidentes, quizás choques en cadena que pudieran evitarse. Corrió por la ciudad y los pueblos cercanos buscando dónde encontrar un nuevo año, agudizó su vista tratando de escuchar frenadas sobre los charcos con lluvia, pero a los veinte minutos volvió a casa empapada y habiéndole prestado colaboración sólo a un señor al que se le voló su paraguas cuando ella pasaba; afuera no se cumplieron los pronósticos.
Lo de la operación tampoco le trajo los laureles de globos y guirnaldas; al menos los tres perros a los que todas las noches les lleva una vianda de comida caliente van a seguir en la esquina a pesar de los malos sembradores de veneno.

3.
La tercera en el aplasta pecho caserío soy yo, que puedo contarles las inquietudes de las del sexto porque me basta elegir a una persona para saberle, con certidumbre que brilla y espanta, los pensamientos, los sentimientos y los hechos. Por eso sé que en estos últimos días, Ana anda pensando que la ventaja de volverse invisible sólo la salva del abultado precio del transporte urbano.


Este inquilinato va a matarme.

viernes, 14 de noviembre de 2008

Mariposa de naranja

Sigo el consejo de cerrar la puerta para espantarlas o de barrerlas interceptando a alguien que pasa, soplar fuerte lila limón, pastita de dentista para ver si son astringentes, pero no, me aturden para que me complete, para que sepa que son familia y hoy me cruce con una de ellas:


Empezó a decir:
A veces, en los recreos después de la hora de la siesta, en vez de hacer las rondas redondas de sillas plegables prefería revolear las zapatillas y caminar en patas por el pastito recién regado. Cualquiera puede disimularse extranjero, fingir el analfabetismo o sin escrúpulos obviar violar los imperativos de un cartel. A mi me sale, cualquiera de las tres, incluso en simultaneo.

Qué me importan a mí los pies mugre, escamas de barro.
Qué importa que caiga agua de un sinfín artificial, igual llueve.
Qué importa si un preceptor para trece es insuficiente: por eso anda corriendo por ahí, y si la golpeamos, no ves que se escapa, va a volver desproporcionada, sus padres deben la cuota, y lavenle la cara, ¡traéla!, ¡tráiganla!, ya!

La captura era el espanto. Cuando lamentando el límite de enredaderas chocaba rebotaba desmayada y otra vez al césped de grana tan verde como el de las tortas que algunas madres hacen con grana verde como ese césped de hospicio, era pájaro de jaula. Yo se, lo sabía antes y aun nada logró que lo piense de otra manera: ellos, los zorros blancos de lapicera en el bolsillo, apostaban sus horas libres por verme perder bajo las piernas con elásticos del más feo, pero feo feo horrible, de esos que después soñás, el nunca quieto, el que callaba los rumores de que antes lo corrían a él, el gárgola cazador de mi corazón, anulador de mis músculos, destinatario de mis noches de llanto; que se calle y se duerma la 216, o duermanla y que se calle o que se ahogue pero que se calle.

Como si antes lo hubiera contado empecé a verlo en películas, sobre todo en las que vienen de los Urales, allá, en la cada vez más lejos EuroRusia y también en los institucionales que circulan como programa de apoyo para la reestructuración empresarial y me da una risa que, te juro, no contengo señor camarlengo, absuélvame, no es intencional.
Pero no al cruel, al de piedra, no… empece a ver lo que te estoy contando; presta atención o sin masticar, tomate esto que concentra.

Qué sabes si yo duermo, silencio en las sábanas.
Qué decís si te cuento que es mentira, si te digo que no estabas, vos te acordás de lo que no viviste. Esa vez que hubo inyecciones, todas ustedes se esfumaron y me dejaron sola.
Qué diferencia consecuencia puede resultar de anticiparse a lo recetado: pero otra vez, no ves que mezcla todo, encima le va a dar sarampión por la contraindicación, que vomite, siempre despeinada, ¡escupí nena escupí!, no le des si te pide, tomá, la próxima si insiste encajale estas Yapa.

La casa fue el reencuentro. Mis ventanas, mis macetas, mi mesa y mis zapatos. La Violeta esta tan grande que parece reclamar los Alpes. Ahora que dije nieve, tengo que descongelar la heladera.


Terminó diciendo:
Ahhh, me hace bien rearmarlo con voz, acá, dentro de esta pieza con vos.

Y, sacudiendo la cabeza como quien tiene agua de pileta, solté lo que iba a robarle y le dije:
Bueeeeno, yo me voy yendo.


viernes, 7 de noviembre de 2008

La nostalgiosa

Una de las vecinas que llegan cada quincena después de las pastis azules y la fiebre con polvito rosa me contó algo que no me acordaba; dijo:


Ciertos lugares no tienen las instalaciones previstas para pasar direcciones y números en papelitos minúsculos y a las apuradas; menos si la improvisada oficina resulta acunada por el viaje de caballo cansado que impone un urbano, peor si es el 120, inverosímil si es en la franja de horario bancario y totalmente inútil si se ha parado en cada asfáltica y humeante esquina hasta conformar, enfrascados, un solo cuerpo heterogéneo apenas “dividible” en unidades por las veces de plastiquito de fiambre que interpreta la lluvia de transpiraciones emanadas. El resultado, hoy lo se, es incierto.

Desde que tocó el timbre, nuestra relación se construyó con ausencias, se alimentó del recuerdo y se llenó de las voces que respondían al siempre número equivocado por más combinaciones que se arriesgaran:
-Ah, equivocado? Y podría Ud. charlar conmigo aunque sea un ratito? No, no se preocupe… De cualquier cosa, o mejor, dígame algo como si me hubiera conocido en un colectivo.

A veces de la nada veo el cuadro. En puntas de pie y esquivando hombros trataba de verlo mientras, él parado en la vereda y yo en la incertidumbre, nuestro destino de amantes paria se imponía. La postal para el resto del pasaje resultó tan pintoresca como una mujer para un hombre y un hombre para una mujer enmarcados en la ventana y punto, fin, si te he visto no me acuerdo.

Al papelito le puse una vela y a la vela una campana para evitar, esta vez, lo que no pude cuando la brisita de la primavera pasada incendió primero las cortinas y después casi todo el lado derecho de mi antiguo departamentito e íntegro el de la Sra. vieja de arriba que, bueno, se murió… porque, creo, no podía moverse fluidamente, era como una tartamuda muscular. La cosa es que no hay rezos, rituales o cruces de dedos que hayan logrado dar con él otra vez en el 120 y después de algunos meses y siempre estrujando el papelito en mi pecho desolado, bebo. Pero bebo bebo, eh. Me empapo con lo que sea que venga en botella y parezca más o menos líquido. Claro que beoda no me dejan subir al transporte público y las posibilidades de encontralo se reducen a ninguna y enfrentar el recuerdo del amor perdido a diario se hace insoportable; así es fácil cerrar el círculo: porque estoy ebria, no me dejan pasear buscándolo en el 120 (o en otros números que por error aborde) y porque no lo encuentro, bebo y lloro cantando.

Ahora, por motivos de traumatología, ya no lucho contra los vaivenes sin amortiguación de los buses municipales en mal estado y en las garitas céntricas reparto fotocopias de su papelito con una leyenda encerrada en corazones que dice: Ud. ha escrito esto? y por fin tanto amor rindió sus frutos, nadie contestó no.


miércoles, 22 de octubre de 2008

Cereza de Cayena

Para neutralizar los olores a alcanfor y pastillas que se impregnaron como si mi piel fuera esponja después de los últimos días en la turística sala de terapia intensiva, mi Tía, la que se dedica a la venta de productos por catálogo, me regalo una colonia que recomiendo: “Frescor de Pitanga”.
Si lo se, es lo primero que yo también pensé. Pero cubre su cometido entre el perfumado de madera seca y azahares, sumándole la pitanga, que incomparable a cualquier otro fruto, si es que es un fruto, huele muy bien, pero sabe como si fuera un amarillo estridente, oxidado, horrible pobre. Pero fui acostumbrándome.
Así que después de bañarme y cuando no me baño, antes de dormir y cuando salgo, si hace calor o si me pongo mucha ropa, me riego desenfrascando casi todo el contenido, lo que sobra de cada puesta, me lo tomo y las toallas con las que seco del piso lo que se cae, las cuelgo de cortinas y que toda la casa huela a mi.

Mis días de frescor ahora son así, pastito de parque y barrilete que no levanta vuelo. Paseando a Uli y Jacintita, llegué a la conclusión de que el material recolectado a la mañana es de primera: algo resulta atrayente para la gente, pues por día la corriente espesa de cayena logra que yo charle con al menos tres personas distintas a mí, vestidas y que otros también ven y no se razones pero en mis interlocutores siempre surge como conversación algo del país hermano de Venezuela y, casualmente, sus mascotas usan pañuelito; averigüé, luego, que muchos preparan un cocimiento contra la disentería y la diarrea, yo, en cambio, por aperitármelo a diario, ya no tengo por qué preocuparme y me ahorro el hervidero y los gritos de mi Madre, santa Madre que me prohíbe usar el fuego en cualquiera de sus versiones imaginándome inflamable por proximidad; y por último, parece que la infusión de colonia no es recomendable, provoca alucinaciones y encasilla a sus degustadores como sinestésicos, lo cual no trae, a mi mezclado entender, más que enormes beneficios; cuarto: por los tres resultados previos, yo sonrío.

jueves, 16 de octubre de 2008

Al gran Pueblo Argentino, Salud.

Estaba en el Golfo ventilada con violencia y haciendo la tumba carnera involuntariamente contra el ripio de la playa la tarde que a las siete te fuiste de mi horizonte... al principio lo dudaba, porque, viste como soy, yo te seguía viendo, no muy nítido pero indiscutiblemente vos.
La cosa es que entre el mareo de los tumbos y la indiferencia de mis amistades, nadie me aviso que a quien yo le susurraba caracoladas era apenas la estela de quien no estaba.

Me di cuenta recién a la noche, cuando paseando por el pasillo de Margaritas me asomaba a los saltitos por entre la gente a ver si te veía y charlando un rato, te contaba todo otra vez. Pero un flaco me dijo:
-Yo no soy. Y anda a pedir una curita, te sale sangre del corte de la frente.
Así que creo que no te encontré. Qué se yo, primero si, después cuando me dijeron, no; al menos durante esos 15 minutitos te sentí cerca otra vez.

Cuestión: te habrás dado cuenta, no quería engañarte pero yo no soy la del póster, no soy; y aunque te veo en casi todos, no me animaba a decírtelo en la cara, incluso si no era la tuya.
Por eso te dejo esta notita abrochada acá, en la solapa del cinturón de la malla y te regalo este almanaque de Quinquela, edición limitada, pero le recorto el caballo para mi maqueta del Cruce de los Ándes, aunque capaz que lo uso para otra cosa: un señalador, asustar a alguien, o para algún collarcito, no se, después lo decido. Con el caballo me llevo los meses de Abril y Agosto.
Y no, no te preocupes por mí ni me tengas en cuenta en tus oraciones; por estas latitudes pareciera que todo vuelve a la normalidad... digo pareciera porque uno sabe, en sus pliegos más íntimos y porque el otorrino (que en este caso no es un pájaro) me lo dijo, que sigue susurrando el mar turquesa adentro de la cabeza de los que no nos vamos del todo.

Entre mi grupo sanguíneo y mi nombre, fíjate si también está mi teléfono, y si de pasada trámites impostergables te traen a éstas costas, llámame que cucha para unos días, hay.


lunes, 6 de octubre de 2008

Septiembre o Setiembre?

Me entretuvo la consolidación de la relación paternofilial... y la ininterrumpida chorrera de estornudos primaverales.

-A esta altura mi'ja?
-Sí, qué tiene? no hay edades para las alérgias.
-No, digo lo de la consolidación.
-Ah... es que volví a casa.

jueves, 14 de agosto de 2008

La línea en los sachets de leche decía: Hija, dónde estás?

Tarde de Lunes en el trabajo, aburrida, calurosa con lluvia y sin posibilidades de irme corriendo a mi casa... corolario ideal y en armonía con el fin de semanas de porquería que acaba de pasar... fin de semanas reducido a marearme agotada en un colectivo con arribo a la ciudad de los pobres corazones y que partió hace dos días desde donde la perspectiva se pierde.
En el costado de tan indigno motor y tratándose quizás de algún recurso publicitario, se leía en letras doradas con destellos, que aunque para Señoritas, se transportaban presidiarios. Verano corto.

-Carece de ubicación temporoespacial- Dijo un obtuso cabo adivino que se nota vive el día que el calendario le sugiere; y apretó play para confirmarle al auditorio que lo que decía podría haber sido la conclusión de cualquiera.

“-… ¿Conoce Ud. el encuadre jurídico, coincidente con su comportamiento, de la figura ´ofensa al pudor público´? ¿Entiende lo que implica el pudor? ¿Lo público?

-¿Qué? Cállese mozalbete botón uniformado sin talento ni vocación, sin identidad de cuerpo ni objeción de consciencia; podría decirle hasta el infinito la tabla del ocho sin que Ud. se enterara si lo que nombro son los múltiplos o la flora en extinción. ¡Por favor! ¿Dónde está el pecado? Sí, les pregunto a Uds. que no conocen la teoría de las dos espadas y que si no se hubieran escrito tantos libros negándole autoridad llevarían binchas del club de fans de la Inquisición.
¿No lo ven? ¿No lo saben? Éste es el único año Bond que yo voy a vivir; eso lo hace sustancialmente distinto: ¿mejor? no se... pero más peliculero seguro y no vale andar censurándolo porque a cualquiera se le ocurre molestarse cuando las plumas no coinciden con los volados españoles. Así, resulta que caminar por la calle como si el himno fuera "Staying ALive" despeja... y mirar a los demás bajando un poquito las gafas, afirmando que sabemos algo que ellos no, también... ya se: "GOlden eyes" sería más apropiada... pero a mí me gustan los BeeGees. Cuestión, me falta la nacionalidad, el traje de miles de billetitos verdes, el auto de estreno y los hombres equivalentes al despliegue de mujeres esculturosas que le conocemos al espía; pero no se trata de ser James, sino de, habiéndolo consumido tanto, tener la actitud BOnd. Coincidirán conmigo, agentes. Lo se.
En igual grado de certeza se, que la inhalación de polvo de hornear (o de juguitos) y otros sintéticos, no es recomendable para las embarazadas y tiene como colateral, como vemos en este caso, la inauguración de la ficha prontuarial; (aunque quisiera dejar en claro que este estado de gravidez tienen otro origen y que si se estuviera concibiendo algo, ha sido involuntariamente).
Y fin. Que el 2007 traiga para todos grandes beneficios en la cobertura del material descartable.
A mi no me gusta andar explicándome.
No pudo hacer nada para recomponer mi ánimo..."

Stop. Rewind y otra vez la misma canzoneta. En ningún momento fue divertido, pero me traje unas postales.


Merecido saludos de año nuevo para quienes aun no lo empezaron y recuerden el número, porque como hace tiempo que no suena el teléfono de casa ni para que me comenten los datos meteorológicos, acá estoy, hecha globo por el consumo auto recetado de corticoides a colores.

miércoles, 25 de junio de 2008

...

Yo saco todas las masitas del paquete si no encuetro la que me gusta...

martes, 24 de junio de 2008

Caminar charlando.

-Lamento escribir para contar que no puedo contra mi condición de autotormento; no porque mi manera de escribir requiera la pulcra revisión de lo impecable; no porque necesite los parámetros del alivio que brinda la comparación; no porque me precipité sobre el plazo con puros bosquejos y finalmente no se cómo contar la historia; no porque crea que un cuento tenga que dejar un mensaje a aquellos desprevenidos lectores que necesiten develar el misterio del universo... (o tal vez por todo esto también); sino porque no se escribir. No tengo clara cuál es la manera en que podría resultar más atractivo; cómo contar todo lo que me gustaría leer... es eso, es mi horrible manera de leer la que no me deja escribir.- Dijo, y yo, que soy la otra parte de esta Sociedad a medias muerta, le conteste: - como te parezca cielo, no vaya a ser cosa que con el tiempo me cobres lo que me parece que tendrías que hacer. Si querés, me sobran estos barbitúricos.

miércoles, 28 de mayo de 2008

Sin poder aprender cómo.

Ayer, me tocó liquidar la parte divertida de haber llegado...limpieza, papeles, impuestos y saludar sonriente a mis vecinas de ruleros y bata que sólo pasean por los pisos del edificio y que con cara que no disimula el mal humor de cruzarse conmigo, hablan de la suerte de mi arribo sólo por un motivo; no iban a tolerar un quinto mes sin que pagara las expensas.
Así que después de repartir caracolitos, me fui satisfecha sabiendo que, a pesar del tiempo, al menos en este consorcio de callejón, causo el mismo efecto. Veremos qué será en Agosto, cuando sepan sin dudas que, además de esta caruchi de agotada pero feliz, me traje dos perros imaginarios.

¿Cómo puede ser que el del 110 me diga que sobre el tema de ballenas de tela, inflables y a retropropulsión eólica mediante astas a minimotor, no entienda?? (Animación de animales estaría bien dicho? Animales abióticos, seria). Ballenas Almodóvar. Yo insistí con algunos datos, pero, cortó; y ya saben como nos pasa a las mujeres: las de rulos siempre quisimos el pelo lacio.

Pasó otro día sin que me sorprendieran acontecimientos maravillosos o si no puede ser, que resulten apenas espectaculares, pero no… no existe nadie que comparta conmigo el aburrimiento de saber que no suceden, que es exactamente lo que hoy yo voy a hacer, por ejemplo, con vos.

jueves, 15 de mayo de 2008

Perdí las luces.

Echo urras por eso de formar parte de la multitud depresiva que en otros años escuchara Ciudad de Pobres Corazones, para terminar abatida por los pensamientos y borracha abajo del arbolito titilante de navidad susurrando promesas de año nuevo.
Cuántos años ya de esos episodios, ahora ya cambie de Cds. Así que sí: conclusión acertada, somos consecuencia de nuestras propias estaciones.

La Primavera llegó sólo porque hoy es 5 de Octubre y todos sabemos cual es el día más publicitario y a colores del calendario; pero hace un frasquete repetido y llueve a cántaros justo cuando suena la hora de partir a casa.

miércoles, 9 de abril de 2008

Qué día es hoy?

Me bañaba antes de celebrar, una vez más, el cierre de un año que, igual a todos los que hasta ahora viví, se terminaba sin novedades espectaculares de las que valga la pena alardear.
Y no se cómo les pasa a Uds. pero yo, cuando finalmente decido despojarme de lo que me oculta, me eternizo bajo la lluvia inventada y ahí me quedo… ausente y en silencio; pero esa noche, la cual recuerdo con una nitidez que espanta, logré sorpresivamente acertar el chorro de agua escupido en la aureola húmeda del techo; y como los accidentes a veces no le pasan a otros y la casualidad de lo simultaneo es extremadamente frecuente; abriendo tanto tanto los ojos vi caer sobre mi todo el pedazo de techo que ahora falta en el baño de mi casa, sobre la bañera, junto al rincón de la ventilación del baño de un departamento cada vez más caro del centro hecho parque de la ciudad donde estoy eligiendo vivir.

Nada más.

Hasta hace unos días en que todo volvió con la fuerza irresistible de un acto reflejo y lo vivido desfilaba a los vómitos por mi cabeza, estuve dormida y despierta, cicatrizando los ladrillazos de mi cara acostada en una cama sanatorial y mirando extrañada lo que acontecía alrededor de ese minúsculo mundo en blanco en el que sólo las personas que lo transitaban, me regalaban los colores que traían.
Estaba sin estar. De esos días transcurridos y parecidos entre si, y aunque con un pronostico reservado de almacenamiento precario, no se me olvidó ninguno.

Casi para mi cumpleaños acá estoy, como si lo único que hubiera pasado es el tiempo en el medio de todo esto… alucinando con las imágenes de lo que me cuentan quienes me encontraron escombrada en la bañera enrojecida y humeante por la cantidad de agua caliente que me encerraba.

Año nuevo sin descorche. Baile de bienvenida con muletas. Chirrido de una puerta de casa por meses abandonada. Escena y cuadro del baño que nadie limpió. Sentada a mi escritorio, prendí la pc. y conté.

viernes, 21 de diciembre de 2007

Contás conmigo para decirme por ejemplo, esto:

Mi amigo N:

-Lo de la oveja fue desesperante, me desperté super angustiado, fui a la panadería por unos chegusanes de miga y todo el trauma se me fue con uno de jamón, queso y tomates. No hizo falta ningún psiquiatra, sólo el panadero y yo.

Si me vas a contar, tenés que quedarte a escuchar la respuesta; Yo:

-Los resultados terapéuticos de una persona que se pasa las primeras horas del día con las manos en la masa, no pueden ser otros. El tipo sabe, haciendo un par de ademanes harinosos, te bautizó en nombre del trigo, del agua y de la levadura de cerveza y de paso, te encajó unos sándwiches.
Sin embargo, el ritual parece haber funcionado, la angustia pasó y estas alimentado.
Sin pecar de indiscreta, reclamo una introducción al tema... arriesgo, que el asunto del cuadrúpedo no tiene desperdicio.
Las ovejas al pulóver!!!




miércoles, 19 de diciembre de 2007

Otra vez Lunes!

Decidí cerrar lo anterior, aniquilándolo con el super botón suprimir, para darle más azul a algo nuevo.
Repasando para que no se vuelen, les deje esta nueva dire en sus correos... Inútil que se los diga acá, pero en fin, ya lo había escrito.

Cualquiera puede adivinar por qué vuelvo a escribir... y estoy segura que arriesgarán la respuesta correcta... pero si intentan otras, díganmelas y yo les digo porque no.



Charlamos.